Siempre que voy al aeropuerto a coger un avión elijo más o menos el mismo tipo de conjunto. Sí, poseo mi propio dresscode de viajera aérea.
Se compone normalmente de un pantalón largo, por dos cosas: en primer lugar porque si hay que hacer un aterrizaje de emergencia (siempre me pongo en lo peor) es lo más cómodo para salir del avión. Que por mucho que en las indicaciones de seguridad la chica salga con una falda tú y yo sabemos que eso NO funciona, acuérdate de cuando eras pequeña y al tirarte por el tobogán acababas con la falda enroscada en la cintura.
En segundo lugar porque nunca se sabe a qué nivel de frío van a poner el aire acondicionado del avión (suele oscilar entre verano en un iceberg Chileno y corazón de un examinador de la DGT). El pantalón va siempre junto a unas zapatillas de cordones cerradas.

Recomendaciones estilísticas aéreas. MARA MARIÑO
Es importante el concepto ‘cerradas’ porque el aeropuerto es uno de los sitios en los que abundan los pisotones/atropellos por parte de maletas. El hecho de que además sean de cordones es una cuestión de comodidad, no olvidemos lo largos que se hacen los minutos de espera en el control o en la cola de embarque o que a veces debemos sprintar por el aeropuerto porque vamos algo justos de tiempo.
Junto a esto llevo una camiseta basica de manga corta, ya que hay que cargar, descargar, subir y bajar y no me gusta la idea de acabar con una teta fuera y por último una chaqueta enroscada en la maleta. Básica por el tema del frío o por si queremos echarnos una siestecita y necesitamos una almohada.
El complemento es una mochila/bolso gigante con pañuelos, mp3, algo de picar por si me entra hambre, ibuprofenos por si me entra un dolor insguantable, compresas por si me baja la regla inesperadamente… Todo muy en la línea de la mentalidad de mi madre, en cuyo bolso siempre encontramos todo lo necesario para sobrevivir un mes en una isla desierta.
Sin embargo, por perfecto y universal que me parezca mi sistema, en el aeropuerto podemos encontrar siempre los mismos estilismos, además del mío de viajera que creo que es el más generalizado entre hombres y mujeres.
En primer lugar están los playeros, esos que se deben de pensar que el avión les va a dejar en la orilla del mar y van con chanclas, camiseta de tirantes y el bañador ya puesto. Normalmente son varones entre 18 y 30 años y les reconocerás porque hacen más ruido que un ataque de los Hunos.
Después, en el otro extremo tenemos a las estilosas. No solo van vestidas y maquilladas como si hubieran acabado por error en el aeropuerto mientras buscaban aparcamiento para tomar una copa en sino que llevan tacones. TACONES. ¿Cómo vas con tacones al aeropuerto hija mía? Sale el billete más barato? Si no no me lo explico. Muchas, además, van con gafas de sol. ¿Gafas de sol por qué? Si eres famosa pase. Pero si no lo eres, ¡estás a cubierto!
En tercer lugar tenemos a los guiris, que da igual de dónde vengan o a dónde vayan, porque van vestidos de guiris con sus chanclas de padre, su mochila montañera y un sombrero de pescar.
Lo contrario a los guiris, que vienen a ser la máxima dejadez estilística pero la mayor comodidad, están los trajeados. Hombres y mujeres que verás siempre de traje (y a ellas además con tacones) y con un maletín. Van siempre con cara de prisa y cualquiera diría que tienen la reunión en el meeting point del aeropuerto.
Aunque estos son los más característicos podemos encontrar también chandaleros, los forofos que van siguiendo a su afición, hippies y, por supuesto, miembros de la tripulación y otros profesionales de aeropuerto.